Pues no, no estamos.
Me hago inmune, inmune a encantos agenos que terminan por encandilarte hasta la sien.
¿Es eso bueno?
Hablamos de poner en las manos de otro tu día a día. Y yo no estoy dispuesta a hacerlo.
Pero quiero.
Sí, quiero.
Volver a tener a alquien a quien contarle que hoy me siento mal, que venga detrás mía cuando me vaya sin decir nada.
Que al enfadarme me suplique que esté bien, porque no pueda verme así.
Que deje de hacer algo al ver que lo miro mal, porque no me gusta.
Que no mire cuando me cambio.
Que me de las gracias con un beso.
Que me haga vasos de leche con galletas cuando esté estresada.
Que me quiera con locura.
Que quiera con me locura.
Que me locura con quiera.
Qué locura que me quiera.
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