martes, 8 de octubre de 2013

A él en los domingos le lloran los ojos... y a mí nos bajos fondos.


Y los lunes, aunque sea un mal día, mejora cuando descubro que me encanta tocarte. Pero no tocarte lo que todo el mundo le toca a todo el mundo, incluso sin tener un plano el uno del otro. A mí me gusta tocarte las piernas, acariciarte las orejas y besarte la tripa.

lunes, 29 de julio de 2013

Estoy segura de que puede ser. (Mayo)

Siempre estuve muy segura de que, si se pudiera, seríamos para siempre, pero ahora que podemos serlo tengo dudas.
Dudas de mi felicidad, de mi fidelidad y de mi amargura casi tanto como yo lo hago y te preocupa perderme justo ahora que has apostado tanto por nuestro "esto".
Esto es algo que crece día a día, sin querer y queriéndonos demasiado.
Demasiado hemos esperado para hacernos de cristal: rígidos, bellos y grandes, pero fácilmente destructibles... y eso es algo que me da bastante miedo.
Pero el miedo es la señal más brillante de que vamos por buen camino, cuesta abajo y sin frenos.
Sólo tenemos que no chocar.
Suerte que me des alas.

9 mañanas. Todas muy presentes.

Siempre pensé que tocarte sería lo más parecido a coger una nube.
Supongo que me equivocaba.
No quiero escribir nada triste ni pesimista que tenga que ver con nuestra relación ni con lo que siento yo hacia ti, pero creo que no me queda más remedio.
Estabas ahí, en las alturas, esperándome y sonriéndome, dándome esperanzas y haciendo que luchara por conseguir algo que creía tan improbable que, justo por eso, deseaba con todas mi fuerzas.
(Rozamiento) Rozar tu mano o tocar tu pelo, daba igual, cualquier cosa con tal de entrar en contacto contigo. Siempre tan lejano, tan ajeno y tan atractivo. (Normal) Una vez se hizo hábito tenerte tan cerca que podría decirse que habíamos pegado tu piel a la mía se hizo (Peso) un poco pesado. ¡No era esto lo que yo imaginaba cuando pensaba en nosotros! No sé si es mejor o peor, pero es completamente distinto. Supongo que soñar duele menos si despierto a tu lado, pero sigue siendo un buen golpe darte cuenta de que tu mente te la ha jugado.
Tenía ciertas expectativas con respecto a todo esto y no se han cumplido. Pero como es culpa mía a ti no te pasará nada. Esto es entre mi mente y yo.

lunes, 13 de mayo de 2013

Lack of luck.

¿Suerte? Yo no quiero suerte, yo quiero estabilidad.
Que de arriba a abajo vaya una vida termina mareando a los pasajeros. Porque, al fin y al cabo, es una enorme atracción como cualquier otra. He ido decorando mi atracción como he querido, como he podido dependiendo de los materiales que tenía, y de momento sería cruel que me quejara. Sin embargo, ¿es mucho pedir tranquilidad? Tranquilidad con una pincelada de idas y venidas de cabeza, algo así como un dragón lavándose las manos justo antes de comer. Hacer de la locura algo bellísimamente rutinario, por ejemplo: Escaparnos de vez en cuando a la playa en invierno y llenarnos los pulmones de sustacias, cuanto menos, tóxicas; cenar sopa en verano; leer en el balancín mientras llueve tapando la parte superior con dos o tres paraguas; ducharme en la bañera con uno de esos bañadores antiguos que hacen una figura horrible pero que, por circunstancias desconocidas, a las mujeres de la época les quedaban muy bien o simplemente llorar de alegría.
Sería tan petéticamente perfecto tener lo justo y necesario... O tal vez sólo un poco más de lo que debiera, por lo pillarme los dedos. Quiero un piso muy modesto pero bien decorado, una mascota a la que arruinarle la existencia y mimarla como a un bebé y una bici rosa de ciudad. Y después un barco, un precioso y gran barco en el río de una gran cuidad de cuyo nombre no me acuerdo. Algo que me dé estabilidad y tranquilidad y me deje hacer locuras, por favor.