¿Cómo lo sientes? Tu cuerpo contra el mío, compartir nuestros latidos, crear la mejor canción jamás escuchada, donde no hay batuta que marque nada.
Totalmente desigual y terriblemente compensada.
¿Escuchas? Ahí viene. Es el ritmo que marcan mis dedos ro-ro-rozando tu cuerpo al descubierto.
Te-te-temblando, no del frío, más bien de la alegría, la euforia, el éxtasis consumido de tu boca, de tu pi-pi-piel. Quiero saber que el mundo sigue y que si acaba, no habrá acabado con esto.
¿Sabes? Jamás acabará con esto.
¿Dos ángeles sin sexo? Dos demonios que disfrutan.
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