miércoles, 14 de julio de 2010

Añoranza.

He intentado destruir ese cajón de los recuerdos tantas veces... Y lo máximo que he conseguido a sido no abrirlo durante un tiempo. Será esa parte que te ama, que te quiere, que te adora, en la que me encantas, que te valora y que te idolatra.
He vuelto a abrir el cajón, una vez más, y te echo de menos, pero ahora todo es tan imposible que... que se me hace tan deseado... Echo de menos tus risas, tus caricias, tu mirada, tu boca rozando la mía, tus brazos rodeándome con fuerza. En esos momentos deseaba que nunca me soltaras, NUNCA.
Odio hablar contigo, porque me dan ganas de ir a donde quiera que estés; odio no hablar contigo, porque no sé qué estás haciendo, no sé si ya me habrás olvidado, no sé de ti, y eso me mata; odio estar contigo, pues no puedo mirar tu boca dos veces sin haberla besado; como también odio no estar contigo, por si no estás pensando en mí. Son tantas cosas de ti las que odio... que tengo que odiarte, amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario