lunes, 2 de agosto de 2010

Quiero volar, a ras del suelo.
Quier sentir el agua en mi piel sin que ésta se moje.
Quiero saborear tus dulces ojos y quedarme embobada mirando tu preciosa sonrisa.
Quiero quemarme de tan frío que esté el hielo.
Quiero ser tan libre como pájaro en una jaula, amarillo, pequeño, con el pico lo suficientemente fuerte como para que abra la puertecilla y vuele, que vuele y no vuelva a esas rejas doradas que apestan a encierro.
Vuela alto, maldito pájaro, disfruta de no tener que depender de nadie, de no quedarte hipnotizado con su profunda mirada.
Que se aprende, que nunca es lo que quieres, si no algo parecido.

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